El empresario colombiano siempre tuvo la ambición de ser un gran empresario para lograr ayudar a tanta gente como pudo.

La vida de Carlos Mattos se podría decir que ha sido plena. Ha tenido la fortuna -o el gran esfuerzo, depende de según se mire- de poder compatibilizar su éxito en los negocios con la ayuda desinteresada a multitud de personas y proyectos.

El empresario colombiano daba a conocer, en una entrevista a un medio español, su gran visión desde que era joven. “Cuando yo trabajaba en la finca de mi padre, daba a nuestros empleados la panela, que era un alimento con un poder calórico muy elevado para gente que trabajaba de sol a sol en el campo” explicaba Mattos. Y es que ya por aquel entonces -hace unos 60 años- Carlos Mattos supo ver lo que ese alimento podía aportar a sus empleados (hoy en día la panela ya está algo más extendida, no por aquel entonces).

“En cierto sentido, sí que es cierto que se puede decir que fui un visionario”. comentaba Mattos. “La panela es un producto lleno de esencias químicas. Es un alimento natural siendo el azúcar el principal componente”, y argumentaba cómo podría ayudar a los empleados de la finca: “al final proveía de un alto valor calórico a los empleados para que tuvieran mucha energía y estuvieran sanos”. De alguna manera, y en palabras de Mattos, “supe ver algo que hoy está de moda, hace 60 años”. 

Quizás fue en ese momento en el que el filántropo descubrió dos de sus pilares que le iban a acompañar siempre: la empresa y la ayuda. “Tenía multitud de empleados que eran amigos porque sabían que velaba por ellos”, comentaba Mattos para proseguir, “tenía un grupo de ‘consejeros’ dentro de los empleados con los que tenía más simpatía y me iban recomendando qué tenía que traer y qué no”.