Carlos Mattos: “Mis padres son las dos personas que más han influido en mi vida”

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Carlos Mattos y su familia

El empresario colombiano reconoce que los “valores” que le transmitieron han resultado “determinantes” en el devenir de su vida.


Mis padres, tengo que decir, que han sido las dos personas que más han influido en mi vida” aseguraba Mattos. Y es que el empresario tiene muy clara la respuesta a la pregunta de “qué valores y cómo influyeron sus padres en su vida”.

No ha sido, ni mucho menos, fácil la vida del empresario colombiano. Sin embargo, quizás pudo haber sido muy distinta de no haber asimilado bien lo que sus progenitores trataron de transmitirle con tanto ahínco. En palabras del propio Mattos: “considero que mi vida ha sido completa. Y en gran medida se debe a cómo me educaron mis padres. Distintas personalidades pero supieron complementarse a la perfección”.

Seguimos conociendo un poco más acerca de la vida del filántropo colombiano, Carlos Mattos, quien no deja de asombrarnos al hablar con tanto cariño y pasión de sus padres. De su madre destacaba su “gran corazón” y reconoce que la “adoraba”; de su padre, “su honradez” y la imposición de unas “reglas” que terminaron por ser fundamentales para él. “Mi padre era un hombre de empresa, un señor con todas las palabras” comentaba Mattos, y añadía “nos infundió valores como la honradez, la honestidad y la lealtad, además nos inculcó el trabajar duramente”.

Mattos, que llegó a estudiar en el Babson Collegue y en la Universidad de Lowell, aseguraba que lo pudo hacer gracias a su padre: “gracias a que él pudo enviarme al exterior a estudiar, pude ser lo que soy hoy”. Y es que los elogios hacia su progenitor paterno no acaban ahí. “Nos marcaba unas reglas para no pasarnos de la raya. Tenía ese ahínco colombiano y esa descendencia francesa – colombiana que le hacían especial” afirmaba Mattos. Y proseguía: “su entereza y honradez fueron admirables. Sin lugar a dudas, era un gran ejemplo de padre de familia”.

Buscando en su pasado, el empresario colombiano rememoraba con gran alegría sus inicios. “Comencé a trabajar con 11 años en la finca de mi padre en la que se sembraba algodón. Allí, ¡Yo mismo vendía la comida a los empleados!” decía Mattos, y continuaba “así continué hasta que terminé Primaria y me fui a hacer Bachillerato”.

Finalizaba alabando a su padre, del que “solo tenía buenos deseos y amor eterno”, y reconocía estar algo apesadumbrado por la muerte de su madre: “la acompañé hasta el final de sus días, la pobre tuvo unos transplantes de hígado y otras dolencias que no pudo superar”. “Nos peleábamos poco, fuimos un equipo, ese fue nuestro secreto” explicaba Mattos. 

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