A la pregunta de qué le hubiera gustado ser en caso de no ser empresario, el colombiano aseguró que siempre tuvo una inclinación a “dibujar casas y edificios”.

Conocemos mucho de la vida pública del empresario y filántropo colombiano, Carlos Mattos, debido a su figura relevante. Sin embargo, no es tan conocida su otra faceta que siempre aspiró a ser cuando era un niño: la arquitectura.

Muchas veces en el ojo del huracán, para lo bueno y lo malo, Carlos Mattos reconoció en una entrevista a un pequeño medio español, su afán por dedicarse a la arquitectura. “Yo desde pequeño siempre estuve inclinado a dibujar edificios y casas. De hecho, hacía casas y paisajes con lo que tenía (palillos, plastilina…)” comentaba.

A la pregunta de “qué le hubiera gustado de dedicarse si no hubiera sido empresario”, Mattos fue claro y aseguró “tener una vocación natural para la arquitectura”. Mattos añadía: “hice dos semestres de arquitectura y me gané el examen de admisión en la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín (Colombia)” y proseguía, “estuve dos semestres y me sentí muy realizado”.

Sin embargo, decidió no seguir los estudios, y quién sabe si esa profesión, debido a la gran influencia de su padre. “Por influencia de mi padre decidí no estudiar o no dedicarme a ello puesto que en aquel momento la compensación económica no merecía la pena” y apostilló “además, mi padre quería que fuera administrador de empresas”. El empresario colombiano reconocía que su padre “quería que administrara sus bienes” y que fue esa la razón por la que le envió a Estados Unidos. De todos modos, el propio Mattos aseguraba que su pasión por irse al país norteamericano era tal, que optó por cambiar de profesión y se marchó a estudiar a Massachusetts (a la Universidad de Lowell) ingeniería industrial, para luego realizar un Máster de administración de empresas en el Babson College.